lunes, 23 de noviembre de 2009

Retratados



Kevin Carter, acechando la muerte













Kevin Carter (13 de septiembre de 1960, Johannesburgo, Sudáfrica - 27 de julio de 1994, Johannesburgo) fue reportero gráfico ganador de un premio Pulitzer en 1994.

Kevin Carter formaba parte de un unido grupo de fotoperiodistas sudafricanos blancos conocidos como “Bang Bang Club”, cuatro amigos que tomaron algunas de las más famosas fotos de los últimos tiempos del apartheid, cuando el sistema de segregación sudafricano estaba llegando a un violento final. Eran adictos a la adrenalina con una valiente misión: conseguir “la foto”, a cualquier precio.

Cada día, Kevin abandonaba la seguridad de los barrios blancos para exponerse a una inimaginable brutalidad. Sus impactantes y duras fotografías (él fue el primero en fotografiar una ejecución mediante el “collar”: un anillo de gasolina alrededor del cuello de una persona al que se prendía fuego) provocaron la indignación general y contribuyeron a la condena mundial del apartheid.













Sin embargo, su trabajo más importante fue la fotografía de una niña sudanesa famélica tras la cual se encontraba un buitre al acoso. La fotografía fue publicada por primera vez en el New York Times el 26 de marzo de 1993 y posteriormente recorrió el mundo entero. Carter recibió por ello el premio Pulitzer.
Para la consecución de una foto mejor esperó unos veinte minutos a que el buitre abriera sus alas, lo cual no llegó a ocurrir . Se sabe poco sobre qué fue de la niña. Según Carter, se recuperó lo suficiente para seguir su camino. Sin embargo, fue objeto de duras críticas por aprovechar la situación para su propia fama, llegándose a comparar al fotógrafo con el buitre.

“Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña”.

Estas son las palabras del fotógrafo Kevin Carter tras recibir el Premio Pulitzer de fotografía en mayo de 1994, catorce meses después de tomar la foto en Sudán durante la gran hambruna.
Tras ello, pasó de reportero a fotógrafo de naturaleza.


















































































Un bombazo, debió pensar Carter. Pero la realidad es bien distinta, Unos meses después de que Carter inmortalizara la hambruna, unos periodistas españoles llegaron al poblado de Ayod. Se trataba de José María Arenzana y Luis Davilla quienes no habían visto siquiera la fotografía de Carter.

En el poblado, Davilla hizo su trabajo y fotografió la hambruna del lugar. Entre sus fotografías, se encontraba una de una niña con un buitre a su lado. Pero la realidad parecía otra. Los carroñeros acudían en masa porque se encontraba allí un estercolero donde tiraban los desperdicios e iba la gente a defecar, entre ellos los niños de las fotos.

Finalmente por la presión de las críticas y por la muerte de un amigo, Ken Oosterbroek, asesinado, el 18 de abril de 1994 durante un tiroteo que cubría en Tokoza, Johannesburgo, Kevin Carter se quitó la vida dos meses después cerca del río donde jugaba cuando era niño, luego de aparcar su furgoneta y enchufar una manguera al tubo de escape.

martes, 17 de noviembre de 2009

miércoles, 11 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

Reglas de composición














sencillez















Regla de los tercios














sencillez














Equilibrio














Fondo-figura
















Sencillez, regla de los tercios
















Líneas, regla de los tercios

lunes, 5 de octubre de 2009

MERCADO DE SANTO DOMINGO




















Para los lugareños Santo Domingo encierra tantos secretos como historias alberga. Y es que, a pocos metros de la Plaza Consistorial, se encuentra el Mercado Público de Santo Domingo, al menos desde el año 1876.




























Resulta curioso entrar en el mercado y darte de frente con un Caprabo, un centro comercial dentro de un mercado antiguo en pleno casco viejo de Pamplona. Parece de risa.





































Pero, parándome a pensar un momento, lo que realmente esto me transmite es la lucha que existe por conservar lo antiguo, cueste lo que cueste y hacer frente como se pueda a las grandes superficies, que se llevan por delante una pequeña parte de nuestro pasado y con ella, de la historia de nuestro barrio y de la ciudad.
















Esta manera es la que se plasma en estas imágenes, es la manera de quien ama y añora lo antiguo, lo de siempre, el trato personalizado, el tú a tú.















Son las cosas sencillas, las que siempre han estado, las que se estan perdiendo y las que más valor tienen, si cabe, hoy en día. Nunca haremos ascos a un producto con tan buena carta de presentación.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

REFLEJOS














Los reflejos no son nada nuevo para mi. El ser arquitecto me ha hecho fijarme mucho durante mi carrera en cómo actúa la luz, cuales son sus efectos y cómo controlarla. Por lo tanto sabía que para obtener unos buenos reflejos los ingredientes fundamentales eran: las superficies reflectantes como cristales, metales, etc. ; luz adecuada para obtener un mayor "efecto espejo", la de la noche en este caso; y algo representativo, simbólico y contundente que capturar con la cámara para darle la fuerza necesaria para hacer de una foto una imagen atractiva.

Mis fotos han sido realizadas en una noche despejada en las inmediaciones del parque Yamaguchi por todos los elementos pictóricos que tiene. Hay rincones increiblemente bonitos y los reflejos contribuyen a hacerlos más grandes y majestuosos si cabe.







sábado, 19 de septiembre de 2009

SENTIR LAS IMÁGENES

Son las once de la mañana y me doy cuenta de lo tarde que es. Ayer me acosté tarde, pero más tarde me acosté anteayer trabajando en un proyecto. Esto ha provocado que la cabeza aún me de vueltas. Es sábado y recuerdo que hoy sería el día dedicado a fotografiarlo todo y cojo la cámara. Mis primeras veinte fotos son de los pasillos y habitaciones de mi casa, pues me centro más en la cámara y sacarlo todo que en hacer lo que realmente quiero, que es ir a al baño, a la cocina y desayunar. Por fin, tomo conciencia de que lo que tengo que hacer es vivir el día y hacer de la cámara mis ojos, apretar el botón inconscientemente. Así pues, voy al salón y veo National Geographic. En ese momento recuerdo mi proyecto, una residencia de profesores, y me dirijo a mi estudio improvisado, una habitación de la casa donde además de ropa para planchar dispongo de una mesa lo suficientemente grande como para estirar mis planos y dibujar sin problemas mis bocetos. Fotografío todos y cada uno de ellos. Esto lo hago inconsicientemente, ya sólo pienso en el proyecto. En ese momento me doy cuenta de que la cámara ya esta formando parte de mi. Bien... ¡Qué contraproducente resulta darse cuenta de ello! Normalmente proyectando las horas suelen pasar volando, pero revisando las fotos me doy cuenta de que se hacen muchas cosas antes, después y durante el proceso. Primero enciendo el ordenador y empieza el ritual: contraseña, espero un par de minutos, internet, facebook, marca, hotmail y messenger. Para cuando me doy cuenta ya tengo hambre y salgo de la habitación para ir como una bala hacia la cocina, al frigorífico. ¡Vaya! El frigorífico esta realmente lleno, perfecto. Me meto entre pecho y espalda una natilla y un melocotón en un tiempo record y vuelvo a la habitación. Los rodapies estan algo separados de la pared...mmm....habrá que comentárselo a mi padre. Mi lápiz. Gracias a el un par de fotos merecen la pena. veo cómo la mina se desgasta poco a poco y cómo los desechos sacados del sacapuntas crean ya un montoncito. Llegan mis padres a casa y sé que en breves será la hora de comer. Mi padre me hace una visitilla y le explico mi proyecto. En ese momento viene mi madre le ayudo a hacer la comida, arroz con conejo. Hemos comido tarde, ya son las cuatro de la tarde y la digestión empieza a hacer estragos en mi atención y no soy capaz ni de verñjoj laoisapfi televiiisionnnñaoujañfs.... Me quedo dormido sin remedio...¡¡Riiinngg!! ¡El teléfono! Es mi novia, me llama para quedar e ir a Ikea...ufff... ¡Qué pereza! Pero la verdad es que el favor me lo hace ella pues la estantería es para mi habitación del piso de estudiante de Pamplona. Pues allá voy, me levanto y abro el armario, me visto a todo correr y bajo al garaje. Abro la puerta y salgo, con cuidado, que vaya la que ha caido. Hoy no he mirado por la ventana y ni me había dado cuenta de que parece que ni siquiera ha amanecido, el día está tristón-tristón...Toda la carretera esta empapada y aún cae más agua. Hay mucho menos tráfico que de costumbre y el que hay va muy lento. Por fin llego a casa de mi novia y casi tengo que ponerme el traje de buceo para salir de un charco que se ha formado en el parking. Saco el móvil y le hago una llamada perdida para avisar de que ya estoy aquí. Espero los diez minutos de rigor escuchando Coldplay, y dejo todo preparado para que cuando entre se sienta cómoda. Mientras tanto observo a la poca gente que pasa por las calles con sus paraguas como escudo pues el viento tampoco da tregua...¡Qué frío! Con lo bien que se está dentro del coche...miro por el retrovisor y me veo con la cámara...Parezco un turista...¡en mi pueblo! En ese momento se me pasa por la cabeza retomar la siesta que he dejado a medias en casa... Pero la puerta se abre y entra ella. ¡Vamos tarde! Qué raro... Pasamos junto a un río y la Ertzaintza ha cortado un lado de la carretera porque el río ha empezado a desbordar y está inundando parte de la carretera. Pasamos sin mayor problema por la parte habilitada y cojemos la autopista. Ni se me ocurre sacarle una foto al del peaje, no creo que esté para bromas con este tiempo. En veinte minutos estamos en Ikea y recorremos sus caminitos, todos y cada uno de ellos creados para atraerte y no soltarte. Pero yo soy más cabezón y voy directo a la zona ocho, la de los armarios y estanterías. Ya que tengo la cámara aprovecho y saco fotos a las tres estanterías que más me agradan. Baratas. Bien. Por fin y tras recorrer más o menos mil kilómetros hasta la única salida, enorme por cierto, pasando por sus almacenes y demás lugares para atraer a un comprador con tiempo, salimos y vamos al garage para dirigirnos a cenar en un restaurante de comida rápida, el Krunch. Menú: doce euros de basura caliente. "Pal buche" ¡Ñam! ..."¡Corre, corre, que no llegamos! ¡Y deja ya esa cámara!" "Bonitas piernas, se te marcan los músculos cuando corres." Nos dirigimos al cine, ayer se estrenó la nueva película de Brad Pitt, "Malditos bastardos", y como buen aficionado al cine no me la puedo perder. Pagamos a toda prisa y nos sentamos. Al final nos sobran cinco minutos. Perfecto. Aunque disfruto mucho con esta película, esta parte no la puedo contar y mucho menos sacar fotos, asi que recomiendo encarecidamente verla. Por fin la lluvia ha cesado y volvemos a casa sin problemas. Me aseo y me preparo para meterme en mi cama, cojo mi libro "La escriba" y me quedo dormido lentamente, lo justo para dejar el libro en la mesilla y apagar la luz... Y mañana domingo, genial.

martes, 15 de septiembre de 2009

ECHAR RAICES




















Estoy impresionado. Cuando empecé a hacer este artículo decidí que éste sería el árbol que elegiría por su tamaño y majestuosidad, por ser tan rotundo en el lugar que se coloque, sea cual sea el lugar el pino es un árbol que siempre da cuerpo a una mata de hierba virgen cualquiera.














Resulta especialmente cálida su corteza arrugada y aparentemente seca, en la cual encuadré uno de los múltiples nudos que recuerdan a las manos de un artesano que ha sufrido en sus carnes el azote del trabajo al paso de los años, el hacerse un hueco en el lugar en el que se implantó















La sorpresa llegó cuando buscando información descubrí que el pino, uno de los árboles más extendidos en nuestra península, era de origen americano.